Ayer nos acostamos bastante tarde y esto a la hora de despertarnos se notó. Acordamos vernos en el lobby del hotel para desayunar a las 8:30 y mi compañero de habitación y yo nos levantamos 8:10 hs. de lo exhaustos que estábamos. Comimos demasiado bien, aunque la fruta continúa resistiéndose para algunos compañeros del grupo. Subimos a buscar el equipaje para hacer el check-out previo esperar 10 minutos el ascensor que cuando vino estaba casi lleno pero no había tiempo ni ganas de esperar por otro, por lo que nos subimos como si fuera un paquete envasado al vacío. Durante la espera una pareja de señores Londinenses se nos acercó y comenzamos a conversar con ellos, comentamos de dónde éramos y qué hacíamos entre otras cosas.

Luego del check-out acordamos en tomar un ómnibus que era la mejor manera para llegar a nuestro destino, el Emirates Stadium. Nos pasamos en el recorrido, nos percatamos y volvimos en otro ómnibus. Bajamos en donde debíamos y caminamos hacia el estadio. Estando cerca, ya se sentía un ambiente diferente con pinturas callejeras y banderas en una caminata medianamente corta que se hizo amena.

Al llegar a la puerta del Emirates quedé completamente en shock, no podía creer que lo que veía por tele casi todos los fines de semana lo tenía adelante mío, sin una pantalla de por medio. Fue algo realmente inimaginable para mí que lo soñé hace mucho tiempo y lo veía como imposible, pero se cumplió, y fue gratificante realmente.

Comenzamos el tour donde nos dieron auriculares y audio guía para poder entender la historia y el trasfondo de las cosas porque todo tiene algo que contar allí dentro. En el recibidor vimos estatuas de referentes del club, después fuimos al palco presidencial donde realmente fue impactante ver cómo se veía la cancha desde allí y todo lo que tiene el propio palco: una sala totalmente equipada, con teles, trofeos y muchas cosas más. Es realmente especular cómo se visualiza la cancha y hay una salida desde el mismo palco. Luego de sacarnos muchas fotos continuamos con el tour descendiendo por un ascensor personalizado con el escudo del mismo, siguiendo por la parte donde entran los jugadores al estadio. Esto es realmente de otro mundo ya que todo es personalizado y llevado a un nivel de profesionalismo el cual luego se va a ver específicamente en otro lugar que les comentaré más adelante.

Visitamos los vestuarios tanto local como visitante, este último era simple, tenia los bancos donde sentarse con percheros y baños realmente grandes mientras que el vestuario de los locales es realmente impresionante. Tiene todo para que a los jugadores no les falte nada: gimnasio, baño, masajistas, oficinas apartadas, pantallas, camisetas, teles, pizarras, proyectores…es acá donde reflexiono y veo lo alejado que está el Uruguay con esto del profesionalismo de este deporte.

Salimos al pie de cancha donde se veía aún más espectacular todo y sacamos fotos, nos sentamos en el banco de suplentes y nos tomamos un tiempo, para apreciar dónde estábamos. Finalizamos el tour visitando la sala de prensa que parece un cine.

A la salida vendían souvenirs y había máquinas que graban monedas con cosas relacionadas al club y también pasamos por la tienda oficial donde algunos aprovechamos a hacer alguna compra.

Continuamos el día en el barrio Camden Town, un lugar caracterizado por su pintura callejera, personas muy bohemias que se encuentran allí y mucha cantidad de turistas. Luego del almuerzo nos dividimos para recorrer mejor. Con mi grupo visitamos muchas tiendas de ropa y de deporte y otras de souvenirs.

Lo que nos llamó la atención eran las fachadas de las tiendas que tienen “estatuas” de estilo punk. Luego recorrimos un mercado de artesanías el cual nos encantó, es algo totalmente recomendable ya que son cosas únicas las que se encuentran allí.

El viaje de regreso al hotel salió perfecto y luego de recoger nuestro equipaje nos fuimos en un transfer hacia Cambridge. Al principio parecía un sauna pero luego nos prendieron el aire y pudimos viajar cómodos, tanto así, que varios compañeros y yo dormimos la mayoría del viaje.

Llegamos a nuestra residencia en Cambridge donde nos dimos cuenta que comienza todo, donde la experiencia se vuelve más impresionante y asombrosa ya que debemos valernos de nuestros conocimientos del inglés para poder resolver situaciones por nuestra cuenta.

Nos asignaron nuestras habitaciones y luego de común acuerdo decidimos ir al supermercado para comprar para cenar ya que era rápido y barato, y nos queríamos acostar temprano.

Compartimos la cena en una cocina común, comimos el postre todos juntos y nos fuimos cada uno para su habitación porque debemos descansar para mañana afrontar el curso, que nos asusta la dificultad que pueda tener, pero seguro, que será una experiencia excelente.

Fede R.